No sé cómo ha sido. Si lo descubriste por casualidad, si te lo confesó él, si lo intuías desde hace tiempo. Quizá ha sido una conversación. Quizá encontraste algo en su móvil. Quizá ya era la cuarta vez que ocurría.
Sea como sea, ahora estás aquí. En un punto donde todo se ha roto un poco por dentro.
Puedes estar en shock. Puedes sentir rabia, tristeza, culpa, vergüenza, miedo o confusión. Puede que no tengas palabras para describirlo, o que te preguntes si estás exagerando.
Te lo digo claramente: no estás exagerando. Lo que estás viviendo es real. Y tiene nombre: trauma por traición.
Cuando alguien en quien confiamos profundamente nos miente o nos oculta algo importante —especialmente si tiene carga sexual—, nuestra mente y cuerpo entran en un estado de alerta. Es una herida que va más allá de lo emocional: afecta a tu identidad, a tu cuerpo, a tu sentido de realidad.
Repite esto todas las veces que lo necesites: no es tu culpa. No es por cómo eres, por cómo luces, por cuánto sexo tenías o no tenías. Nadie obliga a otra persona a ver porno o a ocultar comportamientos durante años.
Este no es un problema que tú hayas causado, pero sí es una situación que te está afectando. Y tienes derecho a cuidarte.
Proyecto Artemisa existe por ti y para ti. Aquí encontrarás apoyo psicológico, grupos de acompañamiento, recursos y formación que te ayudarán a entender lo que estás viviendo. No te diremos lo que tienes que hacer con tu relación, pero te ayudaremos a que puedas elegir desde la claridad, no desde el dolor.
Si acabas de descubrirlo, respira. Estás en medio de una tormenta, sí, pero no estás sola.